Steve Jobs consideró en su momento acabar con las líneas profesionales de todos los productos de Apple: tanto hardware como software. Realmente no podemos decir que esto sea una sorpresa, ya que lo hemos podido ver en los movimientos de la compañía durante los últimos años.
Apple ha dejado de fabricar productos claramente orientados al mercado profesional como los Xserve o los MacBook Pro de 17 pulgadas. La compañía se ha centrado más en potenciar los productos de las líneas domésticas, convirtiendo algunos en productos totalmente válidos para un mercado más exigente (incluso el profesional).
Con el software ha ocurrido algo similar y quizá el ejemplo más evidente lo tengamos en Final Cut Pro X. Esta versión del potente editor de vídeo está ahora al alcance de cualquier persona. Ya no está pensado únicamente para profesionales, sino que su interface es sencilla de utilizar, aunque la aplicación sigue siendo muy muy potente.